
LAS EMOCIONES Y EL APRENDIZAJE. LA LECTURA
De nada serviría aplicar las técnicas más innovadoras en educación, si no tenemos en cuenta las emociones como factor fundamental en el aprendizaje del ser humano.
Está demostrado que las experiencias de aprendizaje que vienen acompañadas de emociones como la sorpresa y la alegría, incrementan su efectividad. Es lógico si pensamos que las emociones se generan en la amígdala, que es una parte del cerebro muy primitiva.
Las emociones se generan sin que seamos conscientes de que lo están haciendo: miedo, alegría, asco, etc. Por ello muchas de nuestras reacciones rápidas se hacen de manera inconsciente, como respuesta a una percepción de amenaza y de necesidad de supervivencia.
Sabemos que las emociones son cruciales para sobrevivir. Así, cualquier aprendizaje que se asocie con emociones, el cerebro lo interpretará como algo muy importante para la supervivencia y, por tanto, debemos recordarlo para saber cómo reaccionar (recuperando el aprendizaje) en situaciones similares.
¿Qué emociones son fundamentales en el aprendizaje?
Lo primero que debemos comprender es que cada niño lleva su propio ritmo madurativo. Por ello, por ejemplo, si su cerebro no está preparado para empezar a leer, puede ocurrir que la experiencia de aprendizaje sea estresante y frustrante. ¡Debemos evitar que emociones como el miedo formen parte de los recuerdos de aprendizaje de los niños! pues cuando tenemos miedo, nuestra reacción es la de huir y no queremos que eso suceda cuando hablamos de aprendizaje.
Sin embargo, hay emociones que nos invitarán a aprender, como es la alegría. Aprender con alegría genera confianza en los alumnos y la confianza les hará considerar los aprendizajes como algo atractivo. La alegría forjará un vínculo positivo con el concepto de aprendizaje que los acompañará toda la vida.
Si entendemos que vamos a tener que aprender durante toda nuestra vida, bien sea en el trabajo, en nuestras relaciones o en cualquier otro contexto, ¿no creéis que nuestra percepción del aprendizaje debería ser positiva y no temerosa? ¿Huimos del aprendizaje o nos quedamos a disfrutar de él?
Por su parte, la sorpresa puede resultar una emoción fundamental para crear una buena relación de nuestros alumnos o hijos con el aprendizaje.
La sorpresa activa la atención, pues si no sabemos qué nos van a contar, tenemos que estar muy atentos para enterarnos, ¿verdad? La atención activa la motivación, que supone un aporte de glucosa (alimento del cerebro) y oxígeno (que la transforma en energía), que permiten a los estudiantes trabajar con más eficiencia y durante más tiempo.
Al ser la motivación algo muy placentero para el cerebro, este lo valorará como algo positivo, por lo que cualquier aprendizaje que lleve asociado motivación será recordado mucho mejor por nuestro cerebro.
Si nos llevamos todas estas emociones al campo del aprendizaje lector, es más que recomendable que motivemos a nuestros alumnos a leer sin forzar este aprendizaje.
En el hogar, podéis poner en práctica los siguientes consejos:
- El momento del cuento debe ser divertido y sosegado.
- Utiliza libros adaptados a su edad y a sus gustos.
- Escenifica los cuentos, ¡es mucho más divertido!
- Un paseo por la biblioteca.
- Crea un espacio mágico para leer.
- Relacionar lecturas con experiencias. Por ejemplo, si has visitado alguna exposición de dinosaurios, puedes coger un libro en la biblioteca sobre los dinosaurios… ¡les encantará!
- Y, lo más importante, ¡NUNCA LE HAGAS REPROCHES! Los errores son el vehículo necesario para llegar a cualquier aprendizaje.
En el centro educativo, debemos ser capaces de construir vínculos con la lectura siempre teniendo en cuenta dos aspectos:
- Fomentar el placer de leer creando momentos y espacios específicos para que los alumnos puedan disfrutar de la lectura.
- Acercar todo tipo de lecturas a los alumnos, vinculando dichos textos a los contenidos y objetivos académicos, es decir, cumplir con uno de los pilares de un buen proyecto: rigor académico.
Para alcanzar estos dos objetivos, sería recomendable que existiera una figura pedagógica que estructurase el desarrollo lector desde la infancia hasta la madurez del bachiller, animando a los alumnos a descubrir la lectura en diversos escenarios:
- El cuento infantil como reproyecto fundamental de aprendizaje.
- La poesía y las emociones.
- Textos y artículos científicos y culturales centrados en un tema objeto de estudio.
- Prensa y radio como medios de información diarios, siempre a disposición de los alumnos.
- Los booktubers para acercarnos a los adolescentes.
- La videoteca como reproyecto auditivo y visual.
- Búsqueda y discriminación de información en internet.
Todos estos escenarios deben animar a niños y adolescentes a sentir la lectura y el aprendizaje, en general, como algo motivador y emocionante, generando vínculos y recuerdos entrañables que perduren a lo largo de sus vidas.