
CÓMO DESARROLLAR LA COMPRENSIÓN LECTORA DESDE LA INFANCIA.
La comprensión lectora es el proceso que nos permite entender el significado de las palabras que contiene un texto, así como asimilar la idea general que dicho texto nos quiere transmitir.
El lector que posea una buena comprensión lectora será capaz de construir nuevos conocimientos a partir de los que ya poseía previamente.
Si somos competentes en comprensión lectora, seremos capaces de:
- Entender lo que leemos.
- Asociar lo que hemos leído con nuestros conocimientos previos.
- Llevar a cabo aprendizajes significativos.
- Reflexionar y emitir juicios de valor propios.
- Interpretar información.
- Deducir posibles conclusiones.
- Autorregular nuestro proceso de asimilación de nuevos datos.
- Hacer inferencias.
Teniendo en cuenta estos planteamientos, está claro que la comprensión lectora es un pilar fundamental en el desarrollo de las personas.
La lectura comprensiva implica directamente a tres dimensiones fundamentales del proceso de aprendizaje: la atención, la memoria y la inferencia.
En los primeros años de vida (0 a 6 años) podemos desarrollar estas tres dimensiones con actividades apropiadas para estas edades como, por ejemplo:
- Lectura de cuentos o visionado de audio cuentos, para trabajar la atención mediante la escucha activa.
- Programa Bits de Inteligencia. Para incrementar el vocabulario, las conexiones neuronales y desarrollar la memoria.
- Canciones infantiles. Para reconocer los sonidos del habla.
- Juegos para desarrollar la agudeza visual y la atención sostenida. Libros de busca y encuentra, piezas de construcción, puzles, juegos de asociación o diferencias, etc.
- Aprendizaje de poemas sencillos. Para fomentar la conciencia fonológica y la memoria.
- Teatro infantil con representaciones que traten sobre cuentos leídos. Para acercar al niño a la lectura dramatizada. Al tratar la obra sobre un cuento ya leído, se permitirá al niño seguir mejor la trama, adelantándose a las escenas que va a observar.
- Hacer inferencias extrayendo hipótesis. Presentar distintas imágenes al niño que muestren un suceso determinado y pedirle que intente decir qué ha podido ocurrir en dicha imagen. Por ejemplo, con una imagen donde se vea un niño en un parque, sentado en el suelo, llorando, con una herida en la rodilla. El niño que observa podrá suponer que el protagonista de la imagen se ha caído y se ha hecho daño.
- Acercar rutinas sencillas de pensamiento y trabajarlas en cada nuevo cuento. Por ejemplo: utilizamos la rutina “veo, pienso, me pregunto” para permitir al niño observar la ilustración de la portada con detenimiento, reconocer aspectos importantes de esta imagen, preguntarse o hacer suposiciones sobre la trama del cuento e incluso hacerse preguntas sobre la escena que está observando.
Durante los primeros años de vida, debemos ser capaces de sentar las bases para un buen aprendizaje lector, sin forzar al niño, mediante el juego, con paciencia y mucho cariño.
Y, como todo en la vida, la lectura también es un proceso lento y debemos recorrer este camino sin saltarnos ningún paso fundamental para alcanzar nuestra meta.
En este sentido, hay que tener claro que la conciencia fonológica, es decir el conocimiento de los sonidos del habla, es el primer paso de ese largo camino.
Si queremos ayudar al niño a caminar seguro, dando los pasos más certeros, debemos rodearlo de los entornos más apropiados para ello. Un entorno que anime a la lectura debe incluir:
- Libros que estén a su alcance y adaptados a su edad para que pueda interactuar con ellos.
- Lectura de un cuento por parte de la familia, antes de dormir, para crear hábito lector.
- Utilizar un vocabulario adaptado a su edad, pero evitando infantilizar nuestra manera de expresarnos y dirigirnos a los más pequeños.
- Acercar la música y las canciones infantiles a su día a día.
- Permitir el gateo para su desarrollo motor, adaptando los espacios escolares o el hogar (en la medida de nuestras posibilidades) para darles mayor autonomía.
- Favorecer el desarrollo óculo – manual mediante “Juegos para aprender a leer”
- Respetar su desarrollo madurativo, estimulando, pero no presionando, el aprendizaje de ciertos conceptos o rutinas.
- Utilizar las salidas al cine, al museo, a la biblioteca, al campo, a otras ciudades o países, etc. para adquirir nuevo vocabulario y experiencias.
- Conectar aprendizajes adquiridos en los cuentos con vivencias cercanas a los niños o experiencias que puedan surgir durante una excursión o actividad.
Para introducir a los niños en un análisis crítico de lo que leen podemos hablarles sobre los escritores, su procedencia o la época en la que vivieron. Así, serán capaces de comprender determinadas expresiones o pensamientos y estaremos sentando las bases para que los niños de hoy se conviertan en lectores reflexivos en el futuro.
“Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría”. Proverbio árabe.