Cambios en el planteamiento educativo

CAMBIOS EN EL PLANTEAMIENTO EDUCATIVO

Durante mucho tiempo se ha aceptado el método de enseñanza- aprendizaje, en el que  se exponían contenidos a los alumnos y estos debían memorizarlos para, posteriormente, escribir los mismos contenidos en un trozo de papel que determinaría su adquisición de conocimientos.

Pero los tiempos han cambiado. Los avances en neuroeducación, la sociedad, la globalización, la economía y las nuevas tecnologías han reconfigurado todo lo que conocíamos y modificado nuestro modo de aprender, de vivir y de relacionarnos.

El mundo en el que nos movemos ahora necesita que adaptemos nuestra manera de pensar, de trabajar, de comunicarnos, e incluso de planear nuestros actos presentes y futuros  al nuevo contexto.

La comunicación, el trabajo colaborativo y la capacidad de discriminar información en entornos digitales son, entre otras, habilidades que las nuevas generaciones deben adquirir para desenvolverse en el mercado laboral y en la sociedad en general.

Los sistemas educativos han comenzado a tener en cuenta todos estos cambios y ya se están empezando a incorporar nuevas metodologías para despertar el pensamiento crítico y reflexivo en los alumnos de distintas edades. Se plantea así un objetivo educativo fundamental, para que los alumnos se conviertan en los protagonistas de su propio aprendizaje, lo que se conoce como aprendizajes activos, donde podríamos incluir distintas metodologías para apoyar este modelo:

  • Aprendizaje basado en proyectos (ABP).
  • Aprendizaje cooperativo.
  • Resolución de problemas.
  • Aprendizaje basado en el pensamiento (Thinking based learning)
  • Aprendizaje para el desarrollo de la comprensión lectora y la discriminación de información en entornos digitales.
  • Aula invertida (Flipped classroom).
  • Gamificación.
  • Entornos digitales. TIC.

Este es un gran paso educativo en cuanto al “cómo educar”. Sin embargo, debemos tener en cuenta otro aspecto fundamental: ¿qué enseñamos?

Los contenidos educativos que, dependiendo del país, serán más o menos amplios, deben ser adaptados al propio método y redirigir su aprendizaje para dotarlos de importancia en el tiempo presente.

Así, por ejemplo, para enseñar sobre la primera guerra mundial, no debemos quedarnos en el mero conocimiento de las fechas y los datos históricos, pues esos hechos ya forman parte del pasado. Debemos ser capaces de preguntarnos ¿cómo podemos dotar a esos contenidos de relevancia para el presente o el futuro de nuestros alumnos?

Para ello es importante plantear los contenidos desde un punto de vista práctico, crítico y reflexivo, de tal modo que podamos evaluar en el aula cómo ha afectado ese hecho histórico a nuestro presente, o cómo podemos evitar que una determinada guerra pueda volver a suceder.

En definitiva, debemos modificar los contenidos curriculares y adaptarlos, teniendo en cuenta las habilidades y competencias que deben poseer los ciudadanos del siglo XXI:

  • Ser capaces de adaptarse a los cambios.
  • Ser capaces de enfrentarse a retos desconocidos.
  • Capacidad de análisis, síntesis, reflexión y pensamiento crítico.
  • Empatía y asertividad para comunicarnos y escuchar activamente.
  • Capacidad de oratoria, diálogo y trabajo colaborativo.
  • Automotivación por aprender y descubrir aprendizajes, para ser capaces de aplicarlos y crear otros nuevos.

Para poder concretar todo lo dicho, hemos de trabajar de manera conjunta colegios, familias y sociedad para ayudar a formar a las nuevas generaciones:

  • Incrementando la motivación por aprender en el aula y en el hogar: estimulación temprana, experimentación y nuevas experiencias de vida, rutinas de pensamiento, respeto a los tiempos madurativos, etc.
  • Creando buenos hábitos lectores desde la infancia o descubriendo los libros y textos apropiados para despertar el gusto lector en la adolescencia.
  • Formando a los alumnos en el acceso, evaluación y organización de la información en entornos digitales.
  • Haciendo un uso responsable de las TIC. Responsabilidad social en entornos digitales.
  • Apostando por el trabajo colaborativo, para enseñarles a transmitir a otros miembros del colegio o de la familia los resultados obtenidos de su proceso de aprendizaje.
  • Comprendiendo nuestra responsabilidad individual y social, para reconocer que nuestros actos pueden tener impacto sobre la sociedad.
  • Formando desde edades tempranas las destrezas tecnológicas.
  • Inculcando el diálogo como mecanismo para alcanzar objetivos personales y grupales.
  • Formando la metacognición para tomar conciencia del propio proceso de aprendizaje, ser capaces de decidir y planificar sobre situaciones que nos afectan y nos afectarán en el futuro.
  • Implementando la cultura del pensamiento como hoja de ruta ante la educación y la vida, mediante un diálogo reflexivo que alcance a todos los ámbitos involucrados en la educación: familia, centros escolares, universidades, etc.

La sociedad presente y futura debe ser capaz de adaptarse a los cambios, pues está claro que estos han venido para formar parte de nuestra vida. Enseñémosles y démosles las herramientas necesarias para vivir en el siglo que les corresponde, de un modo ético y responsable.